El placer de procrastinar

Es una de esas acciones que practicamos habitualmente pero cuyo nombre ignoramos (son tantas). ¿Qué es procrastinar? Es posponer una tarea que la persona considera importante por miedo a su resultado o a los cambios que provocará. De ese modo, no sólo se pospone, sino que se sustituye por todo tipo de entretenimientos y evasiones para llenar el tiempo y así no tener tiempo de hacer lo que realmente tenemos que hacer. ¿A que os suena?

Es hacerse pajas en época de exámenes, ver dos horas de teletienda antes de irse a dormir, el solitario de windows, facebook a todas horas, tener citas de mierda con gente extraña por no tener una pareja en condiciones, ordenar la ropa por colores o los discos por orden alfabético por no ponerse delante del ordenador o mover tareas en la agenda para la semana que viene, que siempre es la siguiente. Y ese agobio de hacerlo todo a última hora. Y la culpa de no haber hecho lo que había que hacer, y el extraño placer que provoca (en algunos).

Procrastinar es eso que hacíamos sin saber que se llamaba así. Como el burn-out y el mobbing, sólo que esta vez el nombre suena mejor. La próxima vez que lo hagáis, ya sabéis cómo se llama.