martes, 4 de septiembre de 2012

Positivismo o todo lo contrario

Se harta uno de oír a la gente decirle al prójimo que hay que ser positivo e incluso reprocharle su actitud negativa ante una situación objetivamente adversa. Queridos "positivos": hay que diferenciar entre poner al mal tiempo buena cara y ser un completo gilipollas que no distingue lo bueno de lo malo. Cuando una situación es molesta, dolorosa o angustiosa, es lógico que estemos decaídos. También es lógico quejarse y desesperarse. Eso es lo humano. Negar la realidad, obligarse a estar contento cuando te está pasando algo malo, no es humano, es retorcido y opresivo. Pero sobre todo, es inútil e innecesario.



Por negar la realidad, ésta no cambia automáticamente. Por desear algo, esto no sucede. Por pensar que te vas a curar, no te curas. Esto son hechos obvios, produce vergüenza tener que decirlo. Pero los "positivos" piensan que, por ejemplo, si tienes un cáncer, es porque tienes una actitud negativa ante la vida, y si no te curas, es porque no visualizas positivamente tu curación. Seamos adultos, por favor: hace ya tiempo que sabemos que los Reyes Magos no traen regalos en Navidad, que el ratoncito Pérez no te da dinero a cambio de tus dientes de leche y deberíamos saber que por desear algo, eso no se convierte mágicamente en una realidad. Hay una hermosa cita de M. P. Shiel (perteneciente al volumen  La mujer de Huguenin) que dice lo siguiente:

Creer fantasías causa la mitad de nuestros pesares,
como el no creer realidades causa la otra mitad.



Yo imagino que es más fácil creer a ciegas en una superchería que te da cierto bienestar, que aceptar la cruda realidad con sus luces y sus sombras. Esa es la razón, creo, de que haya tanta gente aferrada a creencias tan simplonas como las de "El secreto" de Rhonda Byrne. A priori, respeto todas las formas de pensar. Pero empiezo a despreciarlas cuando juzgan las formas de pensar diferentes a la suya y cuando pretenden "sacarnos de nuestro error" con una mirada condescendiente -Pobrecito, no conoce la verdad- o directamente, marginarnos por no ser "positivos" - No quiero gente negativa a mi alrededor-. 

Lo malo es que esta creencia moderna, esta especie de nueva religión laica de lo positivo ha impregnado en la sociedad actual y uno se la encuentra por todas partes, desde católicos a amantes de las terapias alternativas, en la empresa, en la consulta del médico o en la frutería. Se ha convertido en un nuevo pensamiento único, y ¡ay de aquel que ose salirse del camino establecido! Todo esto lo explica detalladamente Barbara Ehrenreich en su libro "Sonríe o muere", interesantísimo y recomendable ensayo donde cuenta de dónde viene toda esta corriente y desmonta sus argumentaciones. Un auténtico soplo de aire fresco entre tanto incienso de baratillo que no deja respirar a quien sufre y encima le obliga a ser "positivo" a toda costa.



Para colmo de males, la mayoría de la gente que te recomienda ser positivo, suele utilizar la palabra "positivismo" para referirse a esta actitud que, lo quieras o no, debes tener ante la vida o serás lapidado en plaza pública. Pues bien, antes de poneros a recomendar filosofías vitales, estudiad un poquito de Filosofía o por lo menos mirad al diccionario. Porque "positivismo" no es otra cosa que una escuela de pensamiento que viene a decir que la realidad es lo que viene demostrado por los hechos científicos y nada más que eso. Justo lo contrario de vuestra teoría "positiva" donde basta con desear algo con mucha fuerza para que el universo te lo dé. Pues desead un cerebro que funcione, y si el universo falla, siempre os quedará el Mago de Oz.



Postdata:

He de hacer una confesión: suelo pecar de optimismo. Sí, optimismo, una palabra que existe en el diccionario y un concepto que tiene sentido y no supone negar lo dura o difícil que puede ser una realidad, sino plantarle cara con toda la fuerza posible para luchar por conseguir darle la vuelta, aun sabiendo que tal vez no lo logremos. Asumiendo este hecho y aún así tirando adelante, como adultos. Y ahora, llamadme negativo. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Es el "flower power" de nuevo cuño, el "no me mires así que me llenas de energía negativa", la nueva panacea mental ante la caída de las religiones tradicionales.

La evasión mental, la creencia sin fundamento, no es más que una salida a conflictos internos. Ya lo dice el rico refranero español, "dime de que presumes y te diré de que careces", cuanto más color de rosa se ve la vida, más mierda se guarda debajo del felpudo.

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