Acabo de enterarme: han detenido en Perú a unos sacamantecas. Esta actividad económica, que yo creía extinguida, consiste en matar gente, extraer su grasa y fabricar cosméticos con ella. Parecían viejas historias para asustar a los niños, pero los han detenido hoy, en Perú, y se les atribuyen más de sesenta muertos. Lo más llamativo del caso es que, al parecer, el litro de grasa se paga a 15.000 dólares en el mercado negro. Lo cual me hace pensar que, si una liposucción de abdomen cuesta unos 2.000 euros y te dejas la grasa en la clínica, dicha clínica puede venderla y forrarse a tu costa (y seguramente lo hace, a la chita callando).
Así que a partir de ahora, la gente que vaya a hacerse liposucciones debería pedir unas botellas con sus grasas para poder colgarlas después en el e-bay, como si fueran hermosos chorizos, y sacarse un buen pico. Porque la liposucción da grima pero, oye, si te quitas tres kilos de barriga y te sacas unos 40.000 dólares en limpio, sería una buena inversión estar gordo, aunque luego tengas que estar unos meses con una faja.
Ahí hay un mercado por explotar, y en los tiempos que corren no deberíamos desperdiciar nada. Con la obesidad creciente en el país, y su comercio legalizado, el PIB podría salir a flote de nuevo. Así que desde este humilde púlpito pido la legalización de la venta de fluidos corporales. ¿Por qué no amortizar esas pizzas acumuladas en tu barriga? Por no hablar de la cantidad de orina y semen que se tiran, cuando se sabe que tienen aplicaciones cosméticas. ¡Cuánto podrían ahorrar los adolescentes si el semen pudiera venderse a buen precio! ¿Y cuántos fluidos potencialmente utilizables se desperdician cada mes empapando compresas? No entiendo por qué se insiste tanto en el reciclaje y no en el auto-aprovechamiento ganadero. La economía y la ecología del país lo necesitan.
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