El Partido Popular de Navarra quiere hacerse notar. Claro, como hasta hace poco no existía, tienen que empezar a crear polémica y meter ruido con lo que sea. Esta vez, lo que sea es un episodio de Cuéntame. Que conste que han tardado cuatro días en reaccionar, ya que el capítulo se emitió el 25 de noviembre y ellos se han quejado hoy día 29. A no ser que su indignación fuera tan grande que no pudieran ni reaccionar durante cuatro días.
Todo es porque el niño de Cuéntame, que ya no es niño y más bien está en edad núbil, va de viaje a Pamplona y se encuentra con que son (casi) todos pro-etarras y las calles (que por cierto, en la serie parecen calles madrileñas atrezzadas más mal que bien) llenas de ikurriñas. Además, resulta que ese año la policía entró a repartir hostias a la plaza de toros en plena corrida y el resultado de todo este follón fue la muerte de una persona.
A Santiago Cervera le molesta, según dice este artículo, que se dé la imagen de que todos los pamploneses apoyaban a ETA y que aparezca por todos lados la ikurriña y no aparezca la bandera navarra. Santiago, si en los sanfermines del 78 no estaba aprobada ni la Constitución, y hasta 1982 no se creó la Comunidad Foral de Navarra, ¿cómo quieres que tengan la bandera oficial de Navarra colgada por ahí? Además, según parece, ya que no conocí la época, era muy habitual ver ikurriñas en Pamplona, así que, te guste o no, la serie refleja lo que sucedía. No lo que ni tú, ni yo, ni ellos quisieran que hubiera sucedido, sino parte de lo sucedido. Es una ficción, no un documento histórico.
Por supuesto, pueden ponérsele objeciones y sacársele defectos al retrato que hace la serie, es inevitable, pero después de ver un extracto del episodio (centrado en lo que nos ocupa: los sanfermines del 78) que han publicado aquí, creo que, ciertos cutreríos aparte, como las imágenes de Vitoria y las falsas calles pamplonesas, no hay nada que reprocharle a Cuéntame. Han tratado de retratar aquellos sanfermines lo mejor que han podido y creo que sin sospecha de ser tendenciosos. De hecho, han sido muy valientes.
Aunque en estos tiempos lo políticamente correcto sea otra cosa, en 1978 era muy común lo que se ve en este episodio. También hay algún personaje que no está a favor, con lo que queda reflejado también que no todo el mundo opinaba así, pero sí que había mucha gente que expresaba su apoyo a ETA y esto se mezclaba con las fiestas. Hoy en día suenan muy mal, pero es una serie histórica y tiene que contar lo que pasó. El episodio no justifica ni juzga estas expresiones de apoyo, sólo las retrata.
Podría escribir una reflexión sobre el tema de rasgarse las vestiduras por las implicaciones morales de una ficción, pero prefiero recomendar la lectura de un artículo de Javier Marías que salió ayer en El País y que parece hecho a propósito para comentar esta polémica.
Sólo diré que después de ver unos sanfermines de opereta ahora vamos a ver una opereta de sanfermines. Demos las gracias a nuestros políticos.
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